NUEVAS OPCIONES PARA LA DISPLASIA DE CADERA.
La displasia de cadera es desgraciadamente una enfermedad bastante conocida en el mundo del perro, en especial en razas como el pastor alemán o el labrador retriever.
Si quieres conocer nuevas opciones en el tratamiento de esta enfermedad sigue leyendo.
Se trata de una enfermedad ósea, de carácter hereditario, caracterizada por que no existe una congruencia entre las partes que forman la articulación de la cadera, estas son el acetábulo de la cadera y las cabezas femorales, que puede aparecer luxadas o sub-luxadas, es decir, que aparecen fuera del lugar que está destinado a contenerlas (el acetábulo).
Al no ser una articulación en armonía empiezan los fenómenos que a nosotros nos hacen sospechar de dicha patología, aparece una inflamación, que conlleva dolor cuando esa articulación se mueve, lo que lleva a que el animal tenga por un lado una marcha anormal, generalmente balancea las caderas, junta corvejones o directamente anda a saltos, y por otro lado aparece la resistencia al ejercicio, el animal no quiere moverse y le puede cambiar el humor fácilmente.
Además al no tener una superficie de contacto adecuada el cartílago comienza a rozar, a desgastarse y esto repercutirá en el hueso situado bajo este cartílago. Empezamos a tener signos de osteoartrosis asociados a la displasia de cadera.
El diagnóstico de la displasia es relativamente sencillo, el veterinario realizará una completa historia clínica, una exploración física y pruebas complementarias como radiografías, que nos confirmarán la existencia o no de displasia así como el grado de la misma.
En las radiografías, que deberán hacerse con el animal anestesiado y en una posición determinada, se busca calcular el ángulo de Norberg que es el ángulo imaginario que se forma entre la línea que une los dos centros de las cabezas femorales y el borde anterior del acetábulo.
Una cadera sana debe tener un ángulo de unos 105º aproximadamente.
En función de los grados de este ángulo podemos clasificar la displasia en:
- Ausente de displasia: el ángulo tiene 105º o más.
- Ligeria displasia: entre 100º y 105º
- Displasia moderada: Entre 100º y 90º
- Displasia grave: menos de 90º
Una vez diagnosticada la displasia hay que tratarla, ya que una displasia de cadera no tratada y no controlada acabará dando lugar a una artrosis de cadera terrible.
La cirugía está indicada en la mayor parte de los casos, y será cada cada veterinario de forma individual para cada paciente el que decidirá que cirugía es la más recomendable, a saber, escisión de la cabeza de fémur, triple osteotomía de cadera, osteotomía de pubis, prótesis de cadera, etc.
Y al igual que la cirugía, la rehabilitación cobra aquí una gran importancia.
En primer lugar porque si finalmente hay que realizar una cirugía, la rehabilitación pre-quirúrgica es imprescindible, debemos quitar el dolor que está causando la displasia y fortalecer los músculos implicados en dicha articulación para que una vez operado el animal no se atrofie y sus músculos puedan dar ese apoyo a una cadera que ha sido modificada.
En el momento inmediatamente posterior a la cirugía se deben aplicar todas las terapias físicas de las que se disponga para quitar el dolor al animal, ya que estas cirugías suelen ser bastantes dolorosas: crioterapia, ultrasonidos, electroestimulación, láser, etc.
Y por supuesto la rehabilitación es esencial en el proceso de recuperación: trabajamos la musculatura que se carga y se vuelve dolorosa al cambiar la biomecánica normal de la articulación, corregimos la postura del animal y evitamos que haga cambios compensatorios, quitamos dolor, mejorando el humor del animal que volverá más rápidamente a una vida normal.
Si en cambio la cirugía no está indicada en nuestro caso, la rehabilitación es el tratamiento por el que se deberá optar, eliminando dolor al animal, fortaleciendo los músculos de la cadera para que sean ellos los que lleven el peso de la articulación, mejorando la nutrición del cartílago de la articulación que está dañada, y evitando que la artrosis progrese de forma rápida.
Es especialmente recomendable para tratar la displasia de cadera la hidroterapia:
- - En los primeros momentos el agua debe sujetar por completo al animal, debemos hacer que el animal flote, que se libere del peso para que pueda mover libremente la cadera, realizando el arco articular completo, para que los músculos (tanto flexores como extensores) trabajen, se tonifiquen y no se atrofien.
- - Además la presión hidrostática del agua va a favorecer un correcto flujo sanguíneo en la extremidad afectada y que haya una buena circulación linfática, evitando así la aparición de posibles edemas.
- - Poco a poco, y cuando el animal esté menos dolorido y en mejor condición física, debemos de ir bajando el nivel del agua, para forzar a que todo su cuerpo trabaje, sus extremidades ahora deberán vencer también la tensión superficial del agua, esfuerzo añadido que hará que el animal gane masa muscular.
Estas sesiones de hidroterapia siempre deben ir acompañadas por otro tipo de terapias físicas que nos quiten el dolor, por ejemplo la electroestimulación, que correctamente aplicada en las caderas consigue liberar endorfinas y bloquear la transmisión del dolor y el masaje.
La rehabilitación es un concepto nuevo en la medicina veterinaria, pero en patologías como las que nos ocupa este artículo, es un pilar fundamental para que el animal vuelva a tener una buena calidad de vida y podamos disfrutar de él durante muchos años.
Y que la displasia de cadera no sea un obstáculo en su vida.